Dra. Silvia Guadalupe Alarcón Sánchez






Estudios: Maestría y Doctorado en Letras por la UNAM
Participación en distintos coloquios y congresos nacionales e internacionales
Acreditadora del COAPEHUM
Evaluadora de los CIEES
Perfil PROMEP
Publicaciones en revistas y libros
Coordinadora del CA Estudios Literarios
Profesora Investigadora en el Área de Poética y Literatura en la Unidad Académica de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Guerrero desde 1987 a la fecha.



PONENCIA
TESTIMONIOS SOBRE MARIANA O LA IMAGINACIÓN COMO SALVACIÓN


En la narrativa contemporánea las imágenes femeninas adscritas a los parámetros masculinos se fracturan y en su lugar aparecen otras más plenas, más conscientes de su papel sexual, proyectando un Yo elaborado de una visión femenina, resaltando el cuerpo de la mujer. Asimismo se aprecia la creación de una identidad, de una voz propia con la que las escritoras expresaron su subjetividad.
La identidad actual es más caótica, más compleja, con ambigüedades que son reflejo de nuestra convulsionada realidad. De este modo las escritoras manifiestan conciencia de lo que están haciendo y algunos escritos delatan aspectos autobiográficos, como la obra que es objeto de nuestro estudio y aunque algunas escritoras, sobre todo aquellas de mitad del siglo pasado se preocupen por estos temas, su literatura conducirá a una mayor comprensión de la imagen como mujer. Los temas actuales manifiestan una inquietud por el entorno, por la situación social y económica, pero también se preocupa por hacer remembranza de la infancia, de los antepasados, de la culpa, de lo cotidiano, de la soledad, de aquello que es importante para el ser humano. Todo ello conjugado con la imaginación. Se puede decir que la escritura salta el ámbito doméstico para incorporarse al público.

            La escritura se ha constituido como un medio de escape. En un mirar hacia el pasado nos damos cuenta que varios personajes no tienen un proyecto vital en la historia, son presas de la indecisión, de la imposibilidad de razonamiento si no han resuelto su vida diaria.
Testimonios sobre Mariana es una novela estructurada por la narración de tres personajes, los cuales nos refieren su visión personal de la vida de la protagonista, de esa manera nos proporcionan perfiles diversos de una misma acción del personaje principal. Marcela Lagarde condensa la situación femenina en las siguientes palabras que pueden servir de introducción a Testimonios sobre Mariana: “Las mujeres están cautivas porque han sido privadas de autonomía, de independencia para vivir, del gobierno sobre sí mismas, de la posibilidad a escoger, y de la capacidad para decidir.” (151)

Elena Garro muestra que el ser libre se logra  mediante la forma en que se ve a la vida. Mariana, la protagonista de la obra que lleva su nombre, es un ejemplo de ello. Aunque vive constantemente perseguida y acosada, busca la salida a la libertad a través de los sueños y la imaginación. La ficción hace que la magia, lo sobrenatural sea posible, como el suicidio que no aparece de manera explícita y sólo aparece de manera velada, como una respuesta que dan madre e hija al verse perseguidas y atrapadas. Lo sorprendente es la forma casi invisible en que atraviesa esa delgada barrera entre sueño y vigilia, realidad e irrealidad.
Al revisar los cambios que ha pasado la vida de la mujer, se advierte que no es ella quien toma la decisión de liberarse a través del trabajo, o de adoptar otro, o en el peor de los casos, asumir uno más, sino que es la misma problemática económica que la vida ha impuesto la que ha propiciado esa toma de decisión.
El tiempo narrativo de la novela lo constituyen diez años, en donde el sufrimiento de Mariana y Natalia es la principal característica.
El hecho de llamarse la novela Testimonios sobre Mariana, supone el tratar de reafirmar la existencia de una mujer, que después de su desaparición, se torna  etérea, intangible, dando la idea de que nunca hubiera existido, de ahí que por eso sean necesarias las pruebas de tres narradores, cuyos discursos reafirman su ser.
En Testimonios sobre Mariana, existe una semejanza entre la identidad de la autora con la protagonista, aspecto que, aunque no es definitorio, establece cierta postura genérica en el hecho discursivo. Esa identidad viene a reforzarse cuando se hace referencia a la crítica expresada a la  literatura femenina  en lo que concierne a la realidad introducida en la ficción que permite la liberación del personaje central,  aspecto que aunque no es determinante es observado en varios otros  textos femeninos.
Varias autoras señalan que obras escritas por mujeres presentan características comunes, como por ejemplo que las mujeres entre sí no forman alianzas, como en el caso de los hombres, situación que se presenta en esta  novela al no establecer Mariana ninguna relación de ayuda posible para su desesperado caso; inclusive ni Gabrielle, la segunda  narradora de la obra, siendo su amiga logra hacerlo. Mariana se define claramente como una mujer débil, sin apoyo, desprotegida, con "cualidades" que tipifican a las mujeres, según estudios presentados en páginas anteriores. La pasividad de Mariana y la terrible alienación en que se encuentra, angustian al lector y ello es resultado de la presión ejercida por su esposo, y el mundo que la rodea. Mariana por momentos se presenta como rebelde y al no encontrar apoyo en nadie, la rebelión la conduce a la soledad y al posible suicidio o a una sublimación.  Su  silencio,  se puede interpretar  de dos maneras: una, como abstracción y defensa  frente al mundo, y otra, como continuidad de la dependencia de la mujer: esto corrobora lo dicho en páginas anteriores: que la escritura femenina es una conjugación de dos elementos: silencio e imaginación, que da lugar a la subversión y a la deconstrucción, así hay quienes prefieren permanecer en el silencio, porque sus ideas no concuerdan con las de la mayoría, o bien lo usan como una manera de evadir la autoridad, como Mariana. Ella depende del dinero que le proporciona su esposo, Augusto: “[…] adora el lujo y es capaz de vender su cuerpo por un traje. ¡Qué fariseísmo!” (90-91). Lo desconcertante es que no busca un trabajo que la independice.
             
En toda la novela Mariana da muestras de ser una mujer inculta, que acude, ciertamente a distintas representaciones culturales,  pero  sin valorarlas; ella es una mujer que parece completamente alienada de la vida terrenal. Por otra parte no da indicios de ser una mujer tradicional, de hecho la única manera que muestra a una mujer ocupada de su casa es cuando  va a comprar ropa a Augusto, pero esa es la única referencia, pues ni se ocupa de su casa, y en ocasiones ni da señal de ser una madre preocupada por su hija. La posibilidad  de lograr el ser, consiste en ser la esposa de Augusto; en realidad su apariencia es tan endeble que necesita de los hombres que la rodean para poder sobrevivir; de la misma manera es tan fugaz su presencia que necesita del testimonio de tres narradores  para dejar demostrado su paso por la tierra. En este sentido, no es extraño que dos de ellos sean hombres, (que la aman), y que el tercero, sea una mujer,  su amiga,   Gabrielle, quien no es admirada por los hombres, es vieja, no tiene figura maternal, no es bella, en fin le faltan características que no la hacen ver como una "verdadera" mujer, según los cánones sociales.
Aquí también se señalan otras características propias del personaje y que son necesarias para  definir la difícil personalidad de Mariana, pues en ocasiones es indescifrable, como son: la magia, la fantasía y el misterio que la envuelve y protege en los actos de su vida junto a la representación de imágenes simbólicas y presagios; la ahistoricidad que desespera a su esposo, las amistades que la rodean y que tienden a dar un toque más de misterio, debido a las raras actitudes  que guardan.
Complementan el estudio de la protagonista otros temas que inciden en el estado de opresión en el que vive Mariana, como es el caso de la persecución y  la muerte; las actitudes tendientes al sadismo  por parte de Augusto y su grupo.

Michèle Muncy, citado a su vez por Marta A. Umanzor, habla de violencia en la obra de Elena Garro y señala que "la crueldad y la intimidación utilizadas por Augusto logran ser armas poderosas en el debilitamiento del carácter y destruye toda posibilidad de renovación en Mariana."3 En este sentido, y refiriéndome a Mark Frisch, citado en el mismo texto, se habla de que la muerte de Mariana es consecuencia de la violencia masculina, es a través de ella como logran ella y su hija una  salvación.
La solución que presenta Elena Garro a este conflicto reside en el interior de la protagonista: ella tiene el poder en su imaginación, en sus sueños, en su interior, en su decisión; por eso al final  discurre en algo no definido, apenas esbozado, donde lo irreal se confunde con la realidad, devolviendo a Mariana en parte su valor como persona. Elena Garro parece indicar que el amor da sentido a la vida de la protagonista, aunque, a pesar de que Mariana es una mujer amada por algunos hombres, la felicidad no le es propicia.
La importancia de Mariana radica en el papel que los hombres, básicamente Augusto, le confieren, y  aunque ella es humillada por su esposo, sin la presencia de  él, su importancia se vendría abajo, pues él como hombre poderoso la da a conocer en los círculos sociales y culturales que frecuenta. Por otra parte, si Vicente y André no la hubiesen amado, la vida de Mariana hubiera sido oscura. Así, se ve que los personajes masculinos detentan el poder en  varios  sentidos. Otro indicio por el cual nos percatamos de la condición  de Mariana, es por su condición de objeto. Para Augusto, Vicente y André, Mariana representa la posibilidad de felicidad, felicidad que a su vez, se representa en forma diferente para cada uno.  De ellos, sólo André,  sin saberlo, la ayuda y salva del sufrimiento en el que ha vivido y muerto.
La locura es una forma de poder desprenderse del sufrimiento que representa la realidad;  para Mariana,  la posibilidad de evasión de su tortura se manifiesta a través de su lenguaje: es discordante, ajeno, incoherente, no responde a un sentido de comunicación, pues sólo es comprensible para ella misma.
Los diferentes aspectos que caracterizan la figura de  Mariana, como la magia, la fantasía y misterio, así como su indefinición, su ahistoricismo, sus amistades, sus enemistades, etcétera, corroboran y ayudan a definir su figura femenina.
A través del método de análisis, llamado estructuralista y cuyo nombre indica el tipo de estudio a realizar en la obra literaria: la estructura, es posible localizar, y en este caso, reafirmar la condición de subordinación en que se encuentra  Mariana. con la aplicación de un método literario, el estructuralismo, la posición de subordinación en la que se encuentra Mariana, signo evidente de su condición femenina. Para ello se analizó sólo un nivel del relato: el primero, en el que encontramos las unidades distribucionales e integrativas, que a su vez están dentro de las llamadas funciones. Los elementos específicos del relato que se analizaron son los nudos y los índices.  A través de la asociación de nudos se forman las secuencias, las cuales dan la posibilidad de una triada de acciones consecutivas tendientes a demostrar, en una gran mayoría, la degradación a la que es conducida la protagonista. En cuanto a la estructuración de las secuencias, se pudo  percibir claramente cuál es el resultado. De las veintidós secuencias formadas, doce pertenecen a las que concluyen con un final de degradación y sólo tres de ellas le otorgan a la protagonista la posibilidad de mejorar su situación; cinco de ellas se salvan de caer en una degradación, pero ello no significa que Mariana logre un mejoramiento vital. Dos de las secuencias nos conducen a una bifurcación de probabilidades, donde es posible encontrar el cumplimiento de una degradación, o bien el no cumplimiento de ella.
Es importante señalar que las tres secuencias de mejoramiento se refieren al final impreciso de Mariana y su hija y a la sugerencia de una especie de salvación que la protagonista logra. De las secuencias narradas por Vicente, 8 cumplen su degradación, 4 no la cumplen y sólo una es de mejoramiento. En las de Gabrielle, 3 la degradan y 3 no cumplen esa degradación. Son las secuencias de André las más positivas, puesto que una es de degradación, 4 no la cumplen y una es de mejoramiento. Esto es revelador puesto que Vicente termina usándola y odiándola, Gabrielle no la apoya realmente, y sólo el amor de André pudo haberla ayudado.
Lo importante es la visión que tiene Elena Garro sobre esta situación y la forma en que da solución a los problemas de la desventurada Mariana. En este sentido, las secuencias muestran, la posición mayoritaria que tiene Mariana en la novela como personaje reprimido, perseguido, humillado, acosado y vituperado: con una condición clásicamente femenina.
A través de este estudio es factible concluir  que la idea de mujer que proyecta Elena Garro por medio de la  protagonista  es de subordinación, respondiendo a los parámetros que en los primeros capítulos se señalaban. De todo ello va dando cuenta el discurso femenino  de Testimonios sobre Mariana, las acciones que la autora va presentando y los bloques de secuencias donde Mariana va reflejando el devenir de su situación y la poca posibilidad de lograrse como ser en un aquí, en ese ámbito y en esa realidad.  Sin embargo, el problema parece resolverse al presentar Elena Garro que existe posibilidad de salvación, y que ésta se encuentra en el poder de la imaginación, de los sueños, y del amor, a través de la fantasía y de una sólida decisión “final”. Por ello vemos que la posible muerte de Mariana y Natalia permanece en un misterio, redimido a su vez por el amor desinteresado de André. En ellas, esta condición induce no a la identificación de su yo, sino a la reafirmación de su propio ser. Uno es consecuencia de lo otro: si en años anteriores, la mujer buscaba identificarse a través de sus escritos, la literatura actual pretende hacer suya la confirmación de lo que ya es, es decir, reafirma al ser humano; de algún modo la mujer ha dejado de ser el Otro del hombre para ser su propio Yo, un ser humano, total.





BIBLIOGRAFÍA

LAGARDE, Marcela. Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presa,y locas, México, UNAM, 1993



3Op. cit., p. 102.




ORGANIZACIÓN DESCRIPTIVA EN CATARINA DE SAN JUAN, PRINCESA DE LA INDIA
                                         Y VISIONARIA DE PUEBLA.
             Silvia Guadalupe Alarcón Sánchez

Introducción
Un texto narrativo está en gran medida determinado por la descripción. El efecto de lo real es posible gracias a las descripciones y esto se debe a la acumulación de informantes que generan verosimilitud; la descripción llega a nosotros a través de imágenes, de detalles que nos proporcionan efectos de sentido que van más allá de una simple visualización, toca fibras profundas que nos provocan un determinado sentimiento, o una particular percepción, en este sentido es preciso señalar su importancia como un elemento relevante  en la organización del relato. 
En algunos textos cuyo realismo pretende ser manifiesto, se crea una ilusión de artificio, se trata de escritos donde se finge que existe una realidad descrita en ello. ”Si la referencia extratextual es garantía de realidad, la intratextual garantiza la coherencia…” (Pimentel 32)  El objeto de estudio de este trabajo pertenece a un autor nacido en el siglo XX, Francisco de la Maza, cuya obra se titula Catarina de San Juan, princesa de la India y visionaria de Puebla,  que es una historia basada en dos biografías y un sermón, ambos del siglo XVII. El autor de la primera biografía fue  el jesuita Alonso Ramos y se tituló Primera parte de los prodigios de la Omnipotencia y milagros de la Gracia en la vida de la Venerable Sierva de Dios Catharina de S. Joan (hay una segunda y tercera parte). De la segunda biografía fue el Br. José del Castillo Graxeda, quien la nombró El Compendio de la vida y virtudes de la venerable Catarina de San Juan y el Sermón  que predicó el jesuita Francisco de Aguilera. Debido a que es una publicación  que se ubica en tiempos posteriores, la distancia hace tomar al autor una postura objetiva en comparación con los biógrafos de la protagonista, la descripción de estos está coloreada por la subjetividad de su conciencia focal.  El tipo de discurso utilizado por de la Maza no tiene las características que guardan las obras primigenias cuyo fin era la exhortación hacia el bien, hacia el ejemplo moralizante. Es imprescindible indicar que para este análisis sólo se tomó en cuenta un fragmento de la primera parte, de tres, la cual concluye en “Mirra en Puebla”, lo cual se debe obviamente a necesidades limitantes propias del análisis.

Las imágenes de Mirra
Existen formas comunes de describir, dependiendo de la organización o de la percepción que se tiene acerca de los personajes, de  los objetos, del tiempo y del espacio, de las cualidades o atributos que el descriptor observe. Una de las formas más comúnmente usadas para hacer descripciones es a través del inventario. Catarina de San Juan contiene numerosos atributos otorgados a la protagonista y a Puebla, lugar donde vivió la mayor parte de su vida, comparándola con el paraíso terrenal. 
El narrador inicia su historia refiriéndose a un lugar en el Oriente, exótico y antiguo; desde un principio nos introduce en un espacio y en un tiempo no conocidos, ajenos a nosotros. La manera de presentar este espacio es directa, con oraciones cortas.  Para completar la idea del sitio al que se refiere,  el narrador acude a digresiones que después encontrarán su razón de ser en el origen de la protagonista. Como el lugar de nacimiento de Mirra (que es el nombre original de Catarina de San Juan), es extraño y exótico, el narrador recurre a varias fuentes para que den cuenta de su ubicación, esto sin duda, contribuye a la explicación que dará más adelante la protagonista y al efecto de objetividad que quiere demostrarnos el narrador.
En el prólogo, Francisco de la Maza describe de forma breve y rápida a Catarina.  En esta parte el prologuista inserta un discurso doxal para dar cuenta de sus opiniones, esto se observa en todo el texto y en algunos momentos el narrador está de acuerdo con su personaje,  y en otros parece criticarla por sus visiones “espectaculares…nunca antes conocida en la larga historia de profetas e iluminados”. (Maza 1) 
Un conducto de la descripción se da a través de los sentidos que nos van acercando o perfilando los elementos que la perspectiva autoral o figural pretende mostrarnos, lo visual es el sentido preponderante para lograr este efecto; en esta obra prevalece la perspectiva autoral, lo cual era característica en escritos religiosos. Estas descripciones son mucho más abundantes en algunas partes, como las destinadas a la ciudad de Puebla, a la que toma como el centro de autorreferencia espacial, prolongando sus detalles e introduciendo como de paso, alguna declaración sobre la protagonista. Ciertamente que en lo que resta del texto, Catarina como figura principal es el centro de la narración, pero también lo es la ciudad: la arquitectura eclesiástica, los objetos, los lugares, constituyen elementos importantes que enumera. La descripción parte de lo general a lo particular, es decir, primero nos presenta a la ciudad en la que va a insertarse la historia, para luego pasar a lo que va a tener como eje de la focalización en la mayor parte de su obra: la vida de Catarina enmarcada en una ciudad llena de templos y de santidad.  La imagen que tenemos de ese lugar ha cambiado, como el mismo narrador nos explica, dejando sólo a nuestros ojos una cantidad de iglesias y conventos que marcaron y definieron la época virreinal. La técnica narrativa empleada cumple su propósito al denotar la importancia de un lugar en el que por todos lados se percibe lo religioso, teniendo como consecuencia la presencia de personas como Catarina, la beata, mejor conocida como ‘La china poblana’. La perspectiva narrativa coloca al observador desde un ángulo privilegiado, pues conoce la manera cómo estaba construida la Puebla antigua y da cuenta de la orientación de construcciones como iglesias, siendo notorio que otras partes de la ciudad no merezcan la atención del descriptor. El sentido visual es aplicado a su descripción y se dirige particularmente a aquello que es representativo de ese lugar en el siglo XVII. Para completar esta imagen se vale de coordenadas espaciales. En este sentido el uso de la descripción es un elemento que ayuda a la comprensión, gracias a estas continuas referencias la ciudad se convierte en un personaje debido a la importancia otorgada. 
La perspectiva descriptiva resulta cuando el propio objeto, motivo de la descripción, constituye el tema. La descripción es parte de la trama y por lo mismo, no se reduce a la única función de acercar al lector a lo real, puede tratar de desviar nuestra atención, desvirtuarla,  tomar partido por algún personaje o hecho, esto último sucede con el narrador de Catarina de San Juan, centraliza su descripción en la protagonista y en los hechos sobrenaturales que la rodean desde el nacimiento hasta la muerte, justamente y aunque no es el fin inmediato, el lector disfruta más estos elementos que la propia santidad de la beata, que en su momento fue lo valioso.
La perspectiva que nos ofrece el narrador pasa por un filtro en el que está inserta la descripción. Al tener la descripción una perspectiva narrativa, el observador  puede ser el propio enunciador de la descripción o la conciencia focal desde la que se describe, de él va a depender el espacio proyectado y los diversos sistemas de significación en que se involucre el texto, en este sentido la proyección de la observación del descriptor depende más de él que de la caracterización del  propio objeto o personaje que esté describiendo.  Francisco de la Maza, como descriptor autoral, modela la imagen de la protagonista y nos presenta un personaje distinto del descrito por sus antecesores.
Los modelos descriptivos dan cuenta del saber de una época que organizan nuestro conocimiento del mundo, nos remiten a características literarias y nos sitúan en un espacio determinado.  Existen formas que son comunes al describir,  como aquéllas en las que se toma en cuenta la textura, el color, el tamaño, etc.,  pero hay otras que no consideran estos campos y no siguen las reglas establecidas, pero no por ello debemos olvidar que “cualquier forma de organización o percepción del mundo es susceptible de descripción.” Las descripciones no siempre resultan naturales, algunas son metafóricas, como cuando Ramos, uno de los biógrafos del siglo XVII, hace una descripción de Catarina: 
como el clavel, que encerrado en su botón, sale a luz a violencia de las fuerzas humanas y le vemos maltratado en sus hojas, hermosura y fragancia, muy diferente del que campea entre las otras flores a beneficio de la Providencia que, con una virtud lenta y eficaz, sale a luz con todas sus hojas, color y belleza.( 36)

Esta es una forma oblicua de describirla, puesto que se vale de la comparación y no perfila directamente como lo hace de la Maza; en aquel biógrafo se nota la complacencia en una descripción suave, dulce y hermosa, el uso de los adjetivos da cuenta de una emotividad perteneciente al narrador. En cambio en Francisco de la Maza la parquedad en el detalle físico nos lleva a un distanciamiento con el objeto descrito y a la duda en cuanto a la imagen real o verdadera. 
Con cierta frecuencia se encuentra la descripción en los inicios de la historia, esto ocurre generalmente en las narraciones tradicionales, no obstante esto no implica que también se pueda hallar diseminada en toda la historia. Cuando el narrador toma a su cargo el papel de describir, se habla de un narrador omnisciente, dejando fuera la capacidad de observación de los personajes; en nuestro relato las palabras del narrador omnisciente describen lo que es palpable y creíble y  cede la voz a Catarina o a sus biógrafos cuando se trata de mencionar sucesos extraordinarios. En textos que pretenden ser realistas la descripción se afianza en las coordenadas espaciotemporales, claramente definidas, pero en otros textos no convencionales, se presenta por medio de metáforas y analogías. De la Maza menciona reiteradamente referencias a las biografías anteriores e indica informaciones que refuerzan la verosimilitud.  
A través del inventario que es la forma más común de presentar una descripción es posible conocer las propiedades, atributos, detalles de aquello que se está describiendo. Existen  partes de la obra que dan cuenta de descripciones pormenorizadas de objetos, como la propia Nao de la China en la que llegó Mirra en 1629 o 1630, junto con varios objetos que se traficaban y que eran muy preciados para la economía de la Nueva España: 
 […] en las bodegas venían las maderas finas de Sumatra y Malaca; el áloe de Socotora para las boticas; el clavo y la pimienta para las cocinas; telas, paliacates, medias de seda, muselinas y abanicos; marfiles esculpidos de cristos, vírgenes y niños-dios y también trozos de colmillos para incrustar arcas, bufetes, marcos y cruces; tibores chinos y vajillas de loza vidriada; biombos de laca; porcelanas, perlas, concha nácar y perfumes; pastillas de olor para sahumerios, mantones de Manila y orfebrería de Macao.
Sobre la cubierta de la nao se veían, además de los marineros españoles, portugueses y novohispanos, algunas familias criollas…Para los blancos, los demás eran “chinos”[…] (Maza 11)

La forma en que el descriptor coloca su foco visual da cuenta de su postura ideológica. Como lectores debemos  fijarnos qué presenta  primero y qué después. Al hablar de la embarcación en la que llega Catarina, inicia describiendo los objetos para después dedicarse a las personas, lo cual nos envía un mensaje; al señalar que “para los blancos, los demás eran chinos” inserta una opinión velada acerca de los españoles venidos a tierras americanas que tiene que ver con la discriminación por todo aquello que no fuera europeo. Esta manera de describir infunde en el texto marcas psicológicas y conducen al lector hacia lo que se quiere subrayar. La diferencia  entre blancos y los que no lo eran denota un claro ejemplo de segregación compartido en el largo periodo virreinal por la convivencia con varias razas, incluso el decir ‘chino’ implicaba desdén ya que designaba a las sirvientas y a los esclavos.  
Sin embargo el tratamiento para Catarina fue diferente. En una de las ocasiones en que el narrador describe a Mirra, dice que “era bonita, delgada, grácil, de enormes ojos negros y piel morena clara”. Este señalamiento no implica un atractivo inusual,  no corresponde con los elogios que ella despierta y con los incontables admiradores que encuentra en su camino, esto se debe, posiblemente, al narrador escéptico de la historia, luego entonces, esa imagen que embelesa a los que la ven  e incluso llegan a enamorarse de ella, ¿responde a una imagen idílica formada sólo por quienes la quisieron y por ella misma? La objetividad del narrador al dar esta descripción mantiene la impresión  de que sea más verosímil en comparación con las de las otras voces, como las de Ramos y Graxeda, pues en estos se advierte la tendencia a exagerar y a la subjetividad.  La descripción de la protagonista es directa, aunque no es completa, se va conformando con el desarrollo de la historia, dándole más importancia al aspecto moral. 
La primera parte de este libro remite a detallar características de Catarina, parte rápidamente de lo general para completar la imagen con elementos psicológicos  utilizando la impresión  de los dos biógrafos. Recurre a la comparación con sucesos bíblicos para hablar de la vida de su personaje, por ejemplo en su nacimiento hace referencia a la presencia de tres ángeles-magos. Otro suceso es cuando niña, al caer de la cuna, llega a un río donde es salvada por una mujer, igual que ocurrió con Moisés en el Nilo. La analogía se establece por la semejanza o correspondencia de la vida de Catarina y la de Jesús y los santos, de hecho varias comparaciones remiten a los Textos Sagrados.
Otra figura retórica utilizada es la hipérbole unida con la metáfora, aunque cabe precisar que no es el narrador de esta historia el que las ocupa, sino el padre Ramos, el primer biógrafo, a través de citas:
Bañados en lágrimas sus ojos y anegada en un piélago de gozos…se llegaría a recibir el santo bautismo… ¿Qué fiestas no harían los ángeles y cortesanos del cielo? ¿Con qué imperiales festejos celebrarían aquellas bodas bautismales de Catarina siendo el desposado Jesús, enamorado de su alma, y siendo la madrina María Santísima?... (36)

Obviamente esta hipérbole y otras más sirven para describir los hechos que envuelven  a Catarina con exagerados artificios, haciendo notar el encarecido aprecio que se tiene hacia ella y a la vez destacando la subjetividad del biógrafo.

CONSLUSIONES
Si  el narrador de Catarina de san Juan es muy parco en cuanto a la descripción física, no lo fueron así sus pasados biógrafos. Es importante resaltar que el aspecto físico se ve engrandecido gracias a las cualidades morales de Catarina. Estos rasgos van conformando un personaje que se va a distinguir de los demás y que va a definir su ser y hacer en la historia. La magia, los hechos sobrenaturales, lo extraño, son otra manera de caracterizar al personaje. Desde pequeña estuvo predestinada, en su nacimiento fue asistida por la Virgen y los santos. El personaje que se ha quedado grabado en la historia es el de la China Poblana, una mujer considerada santa por sus contemporáneos. Debido a los escasos detalles físicos, los morales van a suplir y modelar plenamente ese ser en el hacer, que es en realidad lo que importa en la diégesis.


Bibliografía
Maza, Francisco de la. Catarina de San Juan, princesa de la India y visionaria de Puebla. México: INAH, 1960.
Pimentel, Luz Aurora. El relato en perspectiva. México: Siglo XXI editores/ UNAM, 1998.
Ramos, Alonso.  Primera parte de los prodigios de la omnipotencia y milagros de la gracia en la vida de la venerable sierva de Dios Catharina de San Joan natural del gran Mogor, difunta en esta imperial ciudad de la Puebla de los Ángeles. Puebla: Imprenta de Diego Fernández de León, 1689.